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En Newie trabajamos desde la innovación y nos basamos en el modelo de economía circular que se asienta sobre los pilares de reducir, reutilizar y reciclar.  Desde nuestra política de residuo cero aportamos soluciones de reciclaje y reutilización de los materiales plásticos.

¿Actualmente hay algún tipo de plástico que podamos utilizar con tranquilidad con la seguridad de su posible reciclaje o de su biodegradabilidad?

Para ello debemos conocer los tipos de plásticos fácilmente utilizables (reciclables y biodegradables) y las normas de aplicación tanto en el tema de la reciclabilidad como en la biodegradabilidad o el compostaje.

RECICLADO DE PLÁSTICOS

En cuanto a la reciclabilidad podemos decir que todos los plásticos son reciclables, siendo el primer paso su separación por tipo de polímero. Podemos citar siete clases distintas de plásticos: PET, HDPE, PVC, LDPE, PP, PS, y una séptima categoría denominada “otros” que ya están clasificados por medio de unos números inscritos en un triángulo indicador de reciclaje. Este Código de Identificación del Plástico se aplica internacionalmente desde 1988, con el fin de facilitar el proceso de reciclaje.

Los productos plásticos se pueden reciclar de 3 modos diferentes: mediante la reutilización para hacer los mismos productos de ese mismo plástico (por ejemplo, reciclar botellas de PET en nuevas botellas de PET), o usar el plástico para hacer un producto diferente (por ejemplo, usar PET para hacer tejidos, o transformar las bolsas en granulado de plástico que sirven para fabricar otros productos) o bien romper el polímero del plástico en monómeros (sus unidades básicas químicamente) para hacer nuevos polímeros, siendo éste el  método más caro y menos utilizado.

PLÁSTICOS BIODEGRADABLES

Por su parte, los plásticos biodegradables están diseñados para desintegrarse por acción de microorganismos que los utilizan como fuente de carbono. Estos plásticos pueden ser biobasados, es decir, fabricados con materias primas orgánicas que proceden de fuentes renovables, o bien fabricados a partir de fuentes no renovables como el petróleo.

Todos estos aspectos quedan recogidosen la Directiva 2018/852 donde se contemplan dos tipos de reciclaje del plástico: el físico-químico,que incluye el reciclado mecánico, el reciclado energético y el reciclado de constituyentes, y el orgánico, donde se integran las normativas sobre compostabilidad y biodegradabilidad.

Dentro del reciclaje orgánico del plástico es frecuente la duda al hablar sobre biodegradabilidad y compostabilidad. Un material biodegradable, por definición, es aquel que puede descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos como bacterias, plantas o animales, junto con otros agentes físicos como el sol o el agua, en condiciones ambientales que se dan en la naturaleza y que transforman estas sustancias en nutrientes, dióxido de carbono, agua y biomasa.

PLÁSTICOS COMPOSTABLES

Por otra parte, compostable significa que el plástico puede ser degradado por la acción de organismos (es decir, biológicamente) produciendo dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa en un periodo de tiempo controlado y bajo unas condiciones determinadas; es decir, que pueden actuar como compost. Por tanto, todos los materiales compostables son biodegradables, pero no todos los biodegradables son compostables.

NORMAS APLICABLES PARA COMPOSTAJE Y BIODEGRADACIÓN DEL PLÁSTICO

La norma europea aplicable es la UNE 13432 “Envases y embalajes. Requisitos de los envases y embalajes valorizables mediante compostaje y biodegradación. Programa de ensayo y criterios de evaluación para la aceptación final del envase o embalaje” especifica los requisitos y procedimientos para determinar la biodegradabilidad y compostabilidad de los plásticos en unos periodos determinados. Dentro de esta norma, además, es necesario considerar el medio en el que el material puede terminar tras su uso, siendo posible certificar la biodegradabilidad en medio marino, agua dulce y suelos. En el caso del agua marina, el método de ensayo se basa en la norma UNE-EN ISO 19679:2018; en agua dulce, la norma UNE-EN ISO 14852:2005; y en suelo, la norma UNE-EN ISO 17556:2013.

Fuente: ITAINNOVA